Preparativos en México

Al partir de la Habana hacia México, el 7 de julio de 1955, el joven líder revolucionario Fidel Castro expresó “Ya estoy haciendo la maleta para marcharme de Cuba, aunque hasta el dinero del pasaporte he tenido que pedirlo prestado, porque no se va ningún millonario, sino un cubano que todo lo ha dado y lo dará por Cuba. Las puertas adecuadas a la lucha civil me las han cerrado todas. Como martiano, pienso que ha llegado la hora de tomar los derechos y no pedirlos, de arrancarlos en vez de mendigarlos. La paciencia cubana tiene límites (…) De viajes como este no se regresa, o se regresa con la tiranía descabezada a los pies.”

Al partir de la Habana hacia México, el 7 de julio de 1955, el joven líder revolucionario Fidel Castro expresó “Ya estoy haciendo la maleta para marcharme de Cuba, aunque hasta el dinero del pasaporte he tenido que pedirlo prestado, porque no se va ningún millonario, sino un cubano que todo lo ha dado y lo dará por Cuba. Las puertas adecuadas a la lucha civil me las han cerrado todas. Como martiano, pienso que ha llegado la hora de tomar los derechos y no pedirlos, de arrancarlos en vez de mendigarlos. La paciencia cubana tiene límites (…) De viajes como este no se regresa, o se regresa con la tiranía descabezada a los pies.”
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Al partir de la Habana hacia México, el 7 de julio de 1955, el joven líder revolucionario Fidel Castro expresó: “Ya estoy haciendo la maleta para marcharme de Cuba, aunque hasta el dinero del pasaporte he tenido que pedirlo prestado, porque no se va ningún millonario, sino un cubano que todo lo ha dado y lo dará por Cuba. Las puertas adecuadas a la lucha civil me las han cerrado todas. Como martiano, pienso que ha llegado la hora de tomar los derechos y no pedirlos, de arrancarlos en vez de mendigarlos. La paciencia cubana tiene límites (…) De viajes como este no se regresa, o se regresa con la tiranía descabezada a los pies.”

En su concepción, el Comandante en Jefe siempre tuvo la certeza de que en Cuba ya no podían seguir luchando, y que la partida hacia México era la mejor opción, lo cual se demuestra en sus frases: “Desde la prisión sabía que trabajar dentro de Cuba sería muy difícil, el régimen iba a mantener un completo y perenne chequeo sobre mí…..Nuestra idea era salir del país, viajar a México, porque en Cuba era una tradición desde las guerras de independencia. México era el país donde siempre se habían refugiado los revolucionarios cubanos”

“…organizar allí una fuerza capaz de enfrentar a la tiranía mediante la lucha armada. Ya para entonces pensaba nuclear alrededor de 300 hombres, adquirir igual número de armas automáticas, realizar una expedición y reanudar la lucha en la Sierra Maestra”

Imágenes prácticas en campo de tiro y expedicionarios reunidos en México.

Los futuros expedicionarios vivieron casi 18 meses de intensa labor preparatoria en México, unido a las gestiones en función de asegurar las condiciones materiales para el viaje: adquisición de armamento, avituallamiento, alimentos y transporte; todo ello en medio del asedio de sicarios del dictador Fulgencio Batistas y el actuar cuidadoso para no violar las normas mexicanas.

Sobre la situación inicial de los revolucionarios, el propio Fidel narró: “Sinceramente en los primeros tiempos teníamos una situación económica muy apretada. Recuerdo que necesitábamos imprimir y distribuir unos manifiestos (Manifiestos No. 1 y número 2 del M-26-7) y no teníamos dinero. Para tal tarea tuvimos que hipotecar algunas cosas”.

“Nunca pasamos hambre porque comíamos en casa de María Antonia. Estuvimos casi sin dinero, pero no fue un período demasiado prolongado (…) El grupo aumentaba, de Cuba mandaban fondos, las recaudaciones se elevaban, y aquello nos permitía ir resolviendo lo esencial para vivir; además, llevábamos una vida austera, dedicados por entero a la causa”.

A la casa de la cubana María Antonia González acudían casi todos los recién llegados, además de los que ya estaban hacía meses. Los muchachos, como ella les llamaba, encontraban ahí comida y donde dormir, aunque sea en una colchoneta en el piso. Ella prestó gran servicio a la preparación de la expedición, así como otro grupo de mexicanos cuya ayuda solidaria fue imprescindible para el Movimiento.

Imagen expedicionarios con María Antonia.

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Momentos de particular dramatismo y reafirmación de principios se produjeron entre los días 21 y 23 de julio de 1956 cuando, a causa de una delación, la policía federal mexicana realizó un operativo para detener a Fidel Castro. Los agentes allanaron casi todas las casas que guardaban armas. Solo Juan Manuel Márquez, Raúl Castro y Héctor Almada logran escapar de la redada.

Imágenes de expedicionarios en la cárcel migratoria de Miguel Schultz, en Ciudad de México, en julio de 1956.

Imagen de Juan Manuel Márquez, segundo al mando de la expedición, con su frase: « ¡Qué difícil se hace para nosotros ir a morir por Cuba!»

Expedición del Yate Granma (I), MSc. Martha Eugenia López Villeda, 9 de junio de 2017

Galería de imágenes de Fidel en México

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Muchos investigadores coinciden en plantear que su paradero está invisible en los textos históricos cubanos, en el periodo de 1956 a 1959. 7 días después del desembarco por Los Cayuelos, el 9 de diciembre de 1956, la revista Bohemia publicó “El yate Granma en que llegó parte de los revolucionarios fue conducido a remolque a Manzanillo. El segundo comandante del guardacostas 106 Las Villas de la Marina de Guerra Riggs Guerra se vanaglorió de haber ametrallado la embarcación y de llevar puestas, como trofeo de guerra, unas botas recogidas en el yate”.

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El 25 de noviembre de 1956, desde el embarcadero del río Tuxpan, en el estado de Veracruz, México, el yate Granma inició su travesía hasta Los Cayuelos, a unos 2 kilómetros de la playa Las Coloradas, en la zona oriental de Cuba (actual municipio de Niquero, provincia Granma), donde encalló, el 2 de diciembre de 1956.

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